Aunque se han hecho grandes progresos en las últimas décadas, la presencia de mujeres profesionales en el campo de la tecnología sigue siendo minoritaria, cuando no residual. Esta situación de desigualdad hace que sea necesario contemplarla en las principales agendas sociales que marcarán las pautas para lograr, el día de mañana, un mundo más justo.

Un ejemplo muy ilustrativo de la baja representación de las mujeres en la ciencia es el siguiente dato: de los 7 organismos públicos para la investigación que tenemos en España, solo uno está dirigido por una mujer.

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