Las innovaciones tecnológicas suponen desde siempre un cambio de paradigma para la forma de desenvolverse de las personas en su trabajo.
Antes estos cambios no eran tan habituales pero en los últimos años la frecuencia de éstos se ha acelerado haciendo que las empresas tengan que renovarse casi cada temporada. A veces se trata de pequeños cambios o adaptaciones, pero otras veces aparece una innovación que deja obsoletos los procesos anteriores. En en este momento cuando hablamos de tecnología disruptiva.
Llamamos tecnología disruptiva a aquella que rompe con lo que existía hasta el momento. La informática es sin duda la actividad que más cambios ha propiciado en los últimos años. Unos cambios que a veces pueden parecer negativos (han desaparecido empleos) pero que, en general, han sido positivos, ya que se han generado otros empleos en ámbitos hasta el momento inexistentes.
Un ejemplo claro de este tipo de tecnología ha sido la aparición del Whatsapp, que fulminó a los SMS, muy importantes en la década anterior. Algo similar está pasando con Skype. Estamos llegando a un punto en que el teléfono se utiliza para todo menos para llamar.
La pregunta es: ¿cómo tienen que afrontar las empresas estos cambios? No tienen otra opción que adaptarse, cambiar sus procesos y dar el vuelco si quieren sobrevivir.
