Adecuada, accesible, asequible y adaptada. Así debe ser la tecnología en la cuarta revolución industrial. Y lo ha de ser si queremos que se garantice la inclusión y que se ponga fin a la tremenda desigualdad que hay hoy en día en el mundo.
Y es que en nuestro planeta viven más de 780 millones de personas en una situación de pobreza extrema. Además, hay que destacar que, en los países en vías de desarrollo, muy pocos (menos de 1 de cada 3) puede acceder a Internet.
¿Cómo acabar con esta desigualdad? Pues a través de la tecnología que debe estar al servicio de las personas y no al revés. Se debe realizar un trabajo común para lograr una revolución tecnológica más inclusiva, según Mónica Gil-Casares, directora de investigación de la Fundación Codespa.
La cuarta revolución industrial generará mayor concienciación en la población, gracias a la innovación tecnológica. Por ejemplo, este informe señala que la realidad virtual nos permitiría observar la situación que se vive en los campos de refugiados, entre otros.
Además, la desconexión a la red que sufren poco más de dos millones de personas en España queda muy contrastado con el 45% de hogares que no disponen de acceso a internet en los países en vías de desarrollo. Los perfiles de los ´desconectados´ tienden a ser mujeres de más de 65 años, según este informe.